
Adentrarse en el mundo del cheesecake japonés es como dar un paso hacia las nubes. Conocido también como «pastel nube», este delicado postre es la perfecta fusión de suavidad, esponjosidad y un sabor sutilmente dulce. A diferencia de los cheesecakes tradicionales que pueden ser densos, esta versión japonesa se caracteriza por su textura aireada y ligera que literalmente se derrite en la boca.
Con un delicado aroma a limón y vainilla, cada bocado evoca la sensación de estar mordiendo un trozo de cielo. Ya sea que estés familiarizado con la pastelería japonesa o simplemente busques aventurarte en nuevos horizontes culinarios, este cheesecake es una experiencia que no te puedes perder. ¡Así que ponte tu delantal y prepárate para elevar tus habilidades de repostería a nuevas alturas!
Ingredientes
- 250 gramos de queso crema
- ½ taza de leche entera de vaca
- 50 gramos de mantequilla
- 6 huevos
- 60 gramos de harina de trigo
- 20 gramos de Maizena
- ¾ de taza de azúcar
- ½ limón (el jugo)
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- 1 cucharadita de ralladura de limón
- 1 pizca de sal
Método de preparación
- Enharina y engrasa un molde redondo para hornear. Precalienta el horno a 170°C.
- Tamiza la harina y la maizena. Separa las yemas de las claras de todos los huevos. Aparta.
- Calienta a baño maría el queso, la leche y la mantequilla, deja enfriar la mezcla.
- Bate aparte las yemas de los huevos con el jugo de limón, la ralladura y la vainilla.
- Añade la harina y la maizena a la mezcla de queso.
- Agrega las yemas a la mezcla completamente fría. Bate muy bien y si es necesario utiliza un colador para eliminar los grumos.
- Monta aparte las claras a punto de nieve. Bate y agrega la pizca de sal y el azúcar (poco a poco, en forma de lluvia). Continúa batiendo hasta que se formen picos.
- Mezcla poco a poco y con movimientos envolventes el merengue con las yemas.
- Horna a baño maría por una hora.
- Deja enfriar adentro del horno, aquí es donde tomará la esponjosidad.
- Puede decorar con azúcar glass.
Fotografía principal cortesía de Zineb Sakhaoui